Si hace justo un año mi yo de ahora me llega a decir que después de acabar la selectividad me iban a coger en un ciclo de deportes le diría si se había dado un golpe en la cabeza. Jamás hubiera podido imaginar el giro de 180º que iba a dar mi vida; que me iba a encantar el deporte. No tenía muy claro mi futuro hace un año pero hoy en día no hubiera cambiado mi decisión por nada.
Ese 12 de septiembre por la mañana no tenía ni la menor idea de la cantidad de experiencias que iba a vivir a partir de aquel momento, tanto como buenas como alguna mala; porque dicen que de los errores se aprende y no saben cuanta razón tienen.
Ese lunes salí por la puerta del politécnico pensando que este año iba a ser un desastre, que yo sola me había subido a un barco que no iba tardar en irse a pique y que no iba a durar ni un mes en el ciclo pero mis amigos me convencieron de que por lo menos lo intentara, que iba a conocer gente nueva y que le diese una oportunidad a esta nueva aventura. Y así fue, y gracias a ellos hoy en día puedo decir que he vivido experiencias este curso que jamás pensé que me pasarían.
Aquellos primeros días de clase mi yo del futuro estuvo rondándome la cabeza diciéndome que iba a nadar, hacer muchos largos, hacer socorrismo, correr en las pistas, subir cuestas o pruebas de velocidad.... en ese momento creí que en el futuro había acabado en el manicomio y mi yo de aquel momento había venido a atormentarme... ¿donde se había visto que yo hubiera hecho socorrismo o pruebas de velocidad?
Que me animara a seguir adelante no solo fue cosa de mis amigos sino también de los compañeros de clase, ya que poco a poco nos fuimos convirtiendo en una piña y que en clase además de aprender se basaran en risas, bromas,...
Pero al final no, no había acabado en el manicomio, mi yo del futuro tenía razón, había conseguido superar el primer mes de curso y seguir adelante (aunque con muchos altibajos) y en verdad también había ayudado un poco que nuestros profes ( que mucha paciencia tienen) nos habían animado a seguir, a intentarlo y sobre todo a pasárnoslo bien. Porque su propósito no era que aprendiéramos a base de chaparnos la teoría si no que aprendiéramos también a transmitir los conocimientos de una manera menos "cuadrada" para que nuestros futuros alumnos se lo pasarán bien aprendiendo. Y además había aprendido muchos valores que hoy en día son pilares fundamentales para mí: no tienes porque poder con todo hoy, tienes todos los días para intentarlo, lo verdaderamente importante es que cada día disfrutes intentando conseguir tus objetivos, superarte a ti mismo y mejorar.
Y además de toda la teoría sobre huesos, músculos, los métodos de enseñanza también aprendes por ti mismo lo que el deporte hace en tu cuerpo, no es solo sacar músculo o estar más fuerte, el deporte va más allá. He aprendido que saltes, corras, bailes o juegues al fútbol, si eso que estás haciendo te gusta te va a hacer feliz, te va a salir una sonrisa sola, si ves tu progreso, vas a estar feliz y eso va hacer que a nivel psicológico y emocional estés mucho mejor.
Aprendes tantas cosas nuevas y valores que si yo por ejemplo tuviera que escribirlas todas no acabaría nunca, pero una de las cosas que me llevaré para siempre es lo que he aprendido en cuanto a constancia y esfuerzo, nadie consigue nada sin trabajarlo día a día, sin levantarte cada vez que te caes, porque si todo nos saliera a la primera, el mundo sería demasiado fácil.
Y así es como después de todo, TSEAS a pesar de todo pronóstico ha conseguido cambiarme a mejor, que no solo sea un ciclo que se convierta en algo más, una experiencia, incluso vivencia para aprender pero sobre todo lleno de risas, de anécdotas y de momentos buenos y ha hecho que como decían mis amigos conozca a gente que de verdad me suma y aporta muchas cosas buenas. Y si hoy me preguntan que si pudiera volver al pasado lo cambiaría mi yo de ahora y de hace un tiempo entrarían en una gran discusión pero habría ganado mi versión de ahora con un rotundo no.
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